

LA LOBA
Yo soy la loba.
Quebré con el rebaño.
Y me fui a la montaña
fatigada del llano.
¡Yo tengo un hijo fruto de un amor sin ley!
¡Mirad cómo se ríen y cómo me señalan!
Yo soy como la loba. Ando sola y me río
del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
donde quiera que sea, que yo tengo una mano
que sabe trabajar y un cerebro que es sano.
El hijo y después yo, y después... ¡lo que sea
EL RUEGO
Quebré con el rebaño.
Y me fui a la montaña
fatigada del llano.
¡Yo tengo un hijo fruto de un amor sin ley!
¡Mirad cómo se ríen y cómo me señalan!
Yo soy como la loba. Ando sola y me río
del rebaño. El sustento me lo gano y es mío
donde quiera que sea, que yo tengo una mano
que sabe trabajar y un cerebro que es sano.
El hijo y después yo, y después... ¡lo que sea
EL RUEGO
Señor, Señor, hace ya tiempo, un día
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida, toda poesía.
Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.
Señor, Señor, mi espalda está desnuda:
¡haz restallar allí, con mano ruda,
el látigo que sangra a los perversos!
Que está la tarde ya sobre mi vida,
y esta pasión ardiente y desmedida
La he perdido, Señor, ¡haciendo versos!
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida, toda poesía.
Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.
Señor, Señor, mi espalda está desnuda:
¡haz restallar allí, con mano ruda,
el látigo que sangra a los perversos!
Que está la tarde ya sobre mi vida,
y esta pasión ardiente y desmedida
La he perdido, Señor, ¡haciendo versos!
Alfonsina Storni
Aparece en el libro Languidez (1920).
Aparece en el libro Languidez (1920).
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